Ensayo


La mejor experiencia de mi vida




En este ensayo autobiográfico sustentaré la idea, mis quince años como la mejor experiencia de mi vida, pues culturalmente en este país es la etapa más significativa del transcurso de niña a mujer. Para defender el pensamiento desarrollaré argumentos en torno a cada suceso que se llevó a cabo para celebrar mi cumpleaños.


Siete de junio del 2012. Por fin esta hermosa etapa… mis quince años. En la actualidad  la sociedad latinoamericana tiende a celebrar los 15° cumpleaños de una jovencita. Esto no solo como una fiesta, sino que es una marca de transición de un rol social,  niña – mujer y lo que esto conlleva. Sin embargo, encontramos en el mundo cantidad  de religiones que tienden a tener diferentes razones para tal celebración. Podemos referirnos en este caso a Los Toltecas y los mayas, expone Pedro Herrasti de la ARQUIDIOCESIS PRIMADA DE MÉXICO, que tenían desde antes de la conquista la tradición de no considerar mujer a una jovencita hasta que llegara a sus quince años y era allí donde se desarrollaba físicamente para presentarlas ante la tribu como una fuerza vital de vida ya que eran aptas para ser madres. En mi caso, eran las cuatro y media de la madrugada cuando vi a mi familia, mis cuatro hermanas y mis papás,  entran a mi habitación cantando y con un pequeño pastel con velas del número quince. En ese momento sentí mucha nostalgia, alegría y nervios. La verdad, no sé ¡Cómo describir ese momento! Tenía claro que iba a ser un gran día y que muchas personas estarían en la espera de una gran sorpresa para mí. No sabía nada, presentía, pues mi mamá actuaba de manera muy extraña y se traía algo entre manos con mi familia.


Esa mañana, se me estaba haciendo tarde para el colegio, me levanté rápido y me arreglé. Cuando salí de la habitación vi un desayuno delicioso en la mesa del comedor, segunda sorpresa de mamá; digo “sorpresa” porque para mí, el estar en la mesa con mi familia, compartiendo, tiene un gran significado personal, además, según un artículo de la  página ¡MUJER, de Batanga Media, compañía independiente de medios y contenidos de información digital, expone que, “el compartir en la mesa familiar está relacionado con la estabilidad en la adolescencia ya que permiten crear un sentido de pertenencia y confianza mutua entre la persona y la familia, mejora las habilidades comunicativas y la manera de expresar las opiniones de modo respetuoso; brinda el espacio para realizar una discusión de tipo intelectual y moral.” Es por esto que desayuné con mi familia entre risas y afanes, pues a todos se nos hacía tarde, aún así disfrutamos de un gran desayuno. Después de un rato sonó el citófono y no alcanzamos a bajar, la ruta nos dejó a mi hermana y a mí. Corrimos para no tener retardo en el colegio pero igual llegamos finalizando la primera hora de clase. Cuando entré al salón nadie me decía nada, me saludaron normal y no vi nada por ningún lado. Al inicio de la segunda clase, mi grupo de amigas dijeron que yo estaba de cumpleaños y  en ese momento me cantaron el cumpleaños. Sin embargo, sentía con cierta indiferencia a varias de mis amigas. Por un momento me sentí con rabia.


Llegó medio día. Fui a almorzar al restaurante con tres amigas que también tenían el servicio de restaurante; mis otras amigas se fueron sin decirme nada. Ya estaba finalizando el día, así que ya no esperaba algún detalle. Terminé de almorzar y una de las niñas con las que estaba me dijo que fuéramos a hacer un trabajo. Cuando íbamos llegando, alcancé a ver globos en la parte de atrás de un salón, así que solté la risa y ya todas lo notaron; me puse muy feliz. Todo estaba súper lindo, me habían decorado el pasillo de unos salones con globos, serpentinas y fotos de nuestro grupo. Me dieron regalos entre ellas y pequeños detalles de otras compañeras. Terminé el día en colegio muy bien.


En la noche estaba en casa haciendo trabajos, cuando llamó mi mamá y me dijo que me esperaba en casa de mi abuela. Me arreglé, organicé a mi hermanita y salimos junto con mis otras dos hermanas. Llegamos a casa de mi abuela, estaban mis tías y mis primos maternos. Esa noche cenamos, cantamos y finalmente soplé la vela; durante la noche escuché música, eran mariachis, la gran sorpresa de la noche (el regalo de mi abuela). Nos dieron las doce de la noche allá y evidentemente al otro día, viernes, no fui al colegio.


Era sábado en la mañana. Mi mamá me despertó temprano para ir a comprar ropa, no sabía ¿por qué lo hacía?, pero yo estaba feliz con el solo hecho de ir juntas de compras. En la tarde llegamos a las casa de mi papá y me sorprendí porque cuando entré había mucha gente, mis familiares por parte de mi papá, en un asado. No sabía por qué todos estaban allí, no me habían dicho nada. Mi mamá se devolvió al carro, bajó las bolsas de él y  me dijo: “vamos para que te cambies”. Ella también se cambió, nos arreglamos las dos y bajamos. Ahí me saludaron diferente, me empezaron a felicitar por mis quince años y entendí el motivo de la reunión.

Me sirvieron el almuerzo y el postre fue la torta. Mi familia estaba feliz, unos tomando, bailando, atendiendo, cocinando y en sí, pasando un rato espectacular. Llegó la noche. Entré canción y canción, todo cambió en un momento cuando escucho mariachis de nuevo
, ¡no podía de la felicidad! en serio se habían esforzado mucho todos para hacerme mucho más feliz; ingresaron con un ramo grande de rosas rojas era hermoso, fue la primera vez que me dieron flores. Estaban cantando cuando queda todo en silencio de un momento a otro y me entregan una bolsa con un sobre. Abrí el sobre frente a todos y era una constancia de viaje con la descripción de un tour de quinceañeras; empecé a leer: “Persona: De tus padres, A nombre de: Emily Dayana Jara Ortiz, Descripción del bono: Viaje de quinceañera a SURAMERICA, Visitando: Buenos Aires, Cataratas de Iguazú, Rio de Janeiro, Montevideo, Punta del Este, El Calafate. Argentina, Uruguay - Patagonia - Brasil.” Al terminar, con lágrimas en la cara, no sabía qué decir, solo lloraba; mi papá en ese momento tomó el micrófono y empezó a hablar, a darles gracias a todos por hacer posible ese momento para mí, a contar cómo había sido mi recorrido hasta los quince años. Hermosos mis papas y mi padrastro hablando de esto. Finalmente terminó la noche con palabra de agradecimiento a Dios, a mis padres y con las últimas canciones de los mariachis.


Después de estas reuniones familiares, empezaron las preparaciones para el viaje en diciembre. Lo primero fue un sábado, en octubre, en donde reunieron a todas las quinceañeras del país que viajan en diciembre a los diferentes destinos de la agencia para  explicar y dar tips para la fiesta de gala, el tour y el crucero. En cuanto a la fiesta, explicaban cómo debía ser el vestido para que cumplieran ciertos requisitos, recomendaciones de diseñadoras de vestidos de gala, coctel y  para los de baño; también aclaraciones de la cantidad de personas que podían ir. Para el viaje, recomendaciones de vacunas, ropa según los diferentes climas, cantidad de dinero recomendado para compras, y para el crucero, cómo debía ser la vestimenta para las distintas cenas dentro del barco. Terminando la reunión nos presentamos con las niñas que teníamos el mismo destino, para hacer amistad antes del viaje.

El 16 de noviembre fue el siguiente evento, la fiesta de quince, en el hotel Sheraton. Asistí al colegio solo en la mañana, ya que pretendía ir a la jornada normal, pero tenía mucha ansiedad y no lograba concentrarme en las clases, entonces, mi mamá me recogió en el colegio a medio día. Después de esto, fuimos a recoger el vestido porque faltaban mínimos detalles. De ahí, llegue a dormir para poder descansar un rato. Me desperté a las 4 de la tarde y llegó la estilista para arreglarnos; terminamos de organizarnos casi a las siete p.m. Luego, salimos al hotel a encontrarnos con familia. Estuvimos unidos mis cinco hermanos, mis papas y mis padrastros, disfrutando de la gran fiesta.

Finalizando el año, el más importante y esperado momento de mi vida llegó, mi gran viaje por Suramérica. Este viaje empezó el 7 de diciembre en el aeropuerto de Buenos aires, a las diez de la mañana, donde me encontré de nuevo con el grupo de quinceañeras, felices, emocionadas y encantadas, pero, lo más importante, agradecidas con Dios por darnos esa oportunidad tan maravillosa en nuestras vidas. Sin embargo, este viaje,  como todo, tenía su final, llegó el 22 de diciembre, en Bogotá a las 6 de la tarde donde me despedía con gran nostalgia de mis grandes compañeras de esta tan maravillosa experiencia.



Reescritura:

La mejor experiencia de mi vida



En este ensayo autobiográfico sustentaré la idea, mis quince años como la mejor experiencia de mi vida, pues culturalmente en este país es la etapa más significativa del transcurso de niña a mujer. Para defender el pensamiento desarrollaré argumentos en torno a cada suceso que se llevó a cabo para celebrar mi cumpleaños.
Empecemos con el día siete de junio del 2012. Por esa hermosa etapa… mis quince años. En la actualidad  la sociedad latinoamericana tiende a celebrar los 15° cumpleaños de una jovencita. Esto no solo como una fiesta, sino que es una marca de transición de un rol social,  niña – mujer y lo que esto conlleva. Sin embargo, encontramos en el mundo cantidad  de religiones que tienden a tener diferentes razones para tal celebración. Podemos referirnos en este caso a Los Toltecas y los mayas, expone Pedro Herrasti de la ARQUIDIOCESIS PRIMADA DE MÉXICO, que tenían desde antes de la conquista la tradición de no considerar mujer a una jovencita hasta que llegara a sus quince años y era allí donde se desarrollaba físicamente para presentarlas ante la tribu como una fuerza vital de vida ya que eran aptas para ser madres. Acá podemos identificar la diferencia de las festividades entre culturas pues en mi caso comienza así. Eran las cuatro y media de la madrugada cuando vi a mi familia, mis cuatro hermanas y mis papás, entran a mi habitación cantando y con un pequeño pastel con velas del número quince. En ese momento sentí mucha nostalgia, alegría y nervios. La verdad, no sé ¡Cómo describir ese momento! Tenía claro que iba a ser un gran día y que muchas personas estarían en la espera de una gran sorpresa para mí. No sabía nada, presentía, pues mi mamá actuaba de manera muy extraña y se traía algo entre manos con mi familia.
Luego en la mañana, se me estaba haciendo tarde para el colegio, me levanté rápido y me arreglé. Cuando salí de la habitación vi un desayuno delicioso en la mesa del comedor, segunda sorpresa de mamá; digo “sorpresa” porque para mí, el estar en la mesa con mi familia, compartiendo, tiene un gran significado personal, además, según un artículo de la  página ¡MUJER, de Batanga Media, compañía independiente de medios y contenidos de información digital, expone que, “el compartir en la mesa familiar está relacionado con la estabilidad en la adolescencia ya que permiten crear un sentido de pertenencia y confianza mutua entre la persona y la familia, mejora las habilidades comunicativas y la manera de expresar las opiniones de modo respetuoso; brinda el espacio para realizar una discusión de tipo intelectual y moral.” Es por esto que disfruté el desayuno con mi familia entre risas y afanes, pues a todos se nos hacía tarde, aun así aprovechamos de un gran desayuno. Después de un rato sonó el citófono y no alcanzamos a bajar, la ruta nos dejó a mi hermana y a mí. Corrimos para no tener retardo en el colegio pero igual llegamos finalizando la primera hora de clase. Cuando entré al salón nadie me decía nada, me saludaron normal y no vi nada por ningún lado. Al inicio de la segunda clase, mi grupo de amigas dijeron que yo estaba de cumpleaños y  en ese momento me cantaron el cumpleaños. Sin embargo, sentía con cierta indiferencia a varias de mis amigas. Por un momento me sentí con rabia.
Llegó medio día. Fui a almorzar al restaurante con tres amigas que también tenían el servicio de restaurante; mis otras amigas se fueron sin decirme nada. Ya estaba finalizando el día, así que ya no esperaba algún detalle. Terminé de almorzar y una de las niñas con las que estaba me dijo que fuéramos a hacer un trabajo. Cuando íbamos llegando, alcancé a ver globos en la parte de atrás de un salón, así que solté la risa y ya todas lo notaron; me puse muy feliz. Todo estaba súper lindo, me habían decorado el pasillo de unos salones con globos, serpentinas y fotos de nuestro grupo. Me dieron regalos entre ellas y pequeños detalles de otras compañeras. Terminé el día en colegio muy bien.
En la noche estaba en casa haciendo trabajos, cuando llamó mi mamá y me dijo que me esperaba en casa de mi abuela. Me arreglé, organicé a mi hermanita y salimos junto con mis otras dos hermanas. Llegamos a casa de mi abuela, estaban mis tías y mis primos maternos. Esa noche cenamos, cantamos y finalmente soplé la vela; durante la noche escuché música, eran mariachis, la gran sorpresa de la noche (el regalo de mi abuela), pues esto Tras muchas décadas se ha vuelto como un ritual,  el disfrutar de mariachis con una serenata en casa de la quinceañera a la madrugada de su cumpleaños, en el que se interpretan "las mañanitas" en lo común y temas alusivos al "paso de niña a mujer" que ese día vivirá; a este evento asisten los familiares y amigos más cercanos.” Aunque  esto se espera que sea así, mis abuelos decidieron hacerlo en su casa y en la noche; nos dieron las doce de la noche allá y evidentemente al otro día, viernes, no fui al colegio.
Era sábado en la mañana. Mi mamá me despertó temprano para ir a comprar ropa, no sabía ¿por qué lo hacía?, pero yo estaba feliz con el solo hecho de ir juntas de compras. En la tarde llegamos a las casa de mi papá y me sorprendí porque cuando entré había mucha gente, mis familiares por parte de mi papá, en un asado. No sabía por qué todos estaban allí, no me habían dicho nada. Mi mamá se devolvió al carro, bajó las bolsas de él y  me dijo: “vamos para que te cambies”. Ella también se cambió, nos arreglamos las dos y bajamos. Ahí me saludaron diferente, me empezaron a felicitar por mis quince años y entendí el motivo de la reunión.


Me sirvieron el almuerzo y el postre fue la torta. Mi familia estaba feliz, unos tomando, bailando, atendiendo, cocinando y en sí, pasando un rato espectacular. Llegó la noche. Entré canción y canción, todo cambió en un momento cuando escucho mariachis de nuevo, ¡no podía de la felicidad! en serio se habían esforzado mucho todos para hacerme mucho más feliz; ingresaron con un ramo grande de rosas rojas era hermoso, fue la primera vez que me dieron flores. Estaban cantando cuando queda todo en silencio de un momento a otro y me entregan una bolsa con un sobre. Abrí el sobre frente a todos y era una constancia de viaje con la descripción de un tour de quinceañeras; empecé a leer: “Persona: De tus padres, A nombre de: Emily Dayana Jara Ortiz, Descripción del bono: Viaje de quinceañera a SURAMERICA, Visitando: Buenos Aires, Cataratas de Iguazú, Rio de Janeiro, Montevideo, Punta del Este, El Calafate. Argentina, Uruguay - Patagonia - Brasil.” Al terminar, con lágrimas en la cara, no sabía qué decir, solo lloraba; mi papá en ese momento tomó el micrófono y empezó a hablar, a darles gracias a todos por hacer posible ese momento para mí, a contar cómo había sido mi recorrido hasta los quince años. Hermosos mis papas y mi padrastro hablando de esto. Finalmente terminó la noche con palabra de agradecimiento a Dios, a mis padres y con las últimas canciones de los mariachis.
Para continuar con el discurso, después de estas reuniones familiares, empezaron las preparaciones para el viaje en diciembre. Lo primero fue un sábado, en octubre, en donde reunieron a todas las quinceañeras del país que viajan en diciembre a los diferentes destinos de la agencia para  explicar y dar tips para la fiesta de gala, el tour y el crucero. En cuanto a la fiesta, explicaban cómo debía ser el vestido para que cumplieran ciertos requisitos, recomendaciones de diseñadoras de vestidos de gala, coctel y  para los de baño; también aclaraciones de la cantidad de personas que podían ir. Para el viaje, recomendaciones de vacunas, ropa según los diferentes climas, cantidad de dinero recomendado para compras, y para el crucero, cómo debía ser la vestimenta para las distintas cenas dentro del barco. Terminando la reunión nos presentamos con las niñas que teníamos el mismo destino, para hacer amistad antes del viaje.
El 16 de noviembre fue el siguiente evento, la fiesta de quince, en el hotel Sheraton. Asistí al colegio solo en la mañana, ya que pretendía ir a la jornada normal, pero tenía mucha ansiedad y no lograba concentrarme en las clases, entonces, mi mamá me recogió en el colegio a medio día. Después de esto, fuimos a recoger el vestido porque faltaban mínimos detalles. De ahí, llegue a dormir para poder descansar un rato. Me desperté a las 4 de la tarde y llegó la estilista para arreglarnos; terminamos de organizarnos casi a las siete p.m. Luego, salimos al hotel a encontrarnos con familia. Estuvimos unidos mis cinco hermanos, mis papas y mis padrastros, disfrutando de la gran fiesta. Podemos evidencias que    En este país y en Latinoamérica, “la importancia de la celebración de quince años para una familia no puede ser subestimada. Cada familia con la que he platicado afirma que es algo muy importante en la vida de una joven que se convierte en mujer. Las familias latinas tienen presente su rica herencia, y la celebración de quince años se encuentra entre los acontecimientos más significativos y hermosos, señala Frank Hernández del restaurante Raja en Hayward (México), lugar donde celebran los quince años de sus hijas multitudes de familias del mundo.
Para finalizar el discurso, llegó el más importante y esperado momento de mi vida llegó, mi gran viaje por Suramérica. Este viaje empezó el 7 de diciembre en el aeropuerto de Buenos aires, a las diez de la mañana, donde me encontré de nuevo con el grupo de quinceañeras, felices, emocionadas y encantadas, pero, lo más importante, agradecidas con Dios por darnos esa oportunidad tan maravillosa en nuestras vidas. Sin embargo, este viaje,  como todo, tenía su final, llegó el 22 de diciembre, en Bogotá a las 6 de la tarde donde me despedía con gran nostalgia de mis grandes compañeras de esta tan maravillosa experiencia.
 

Ensayo final:

 
La mejor experiencia de mi vida
En este ensayo autobiográfico sustentaré la idea del porqué mis quince años han sido  la mejor experiencia de mi vida. Pues, culturalmente, en este país es la etapa más significativa del transcurso de niña a mujer. Para defender este pensamiento desarrollaré argumentos en torno a los sucesos para celebrar mi cumpleaños.
Cuentan Herrasti, Guerrero y Mo
reno (1998) que, En la actualidad  la sociedad latinoamericana tiende a celebrar los 15° cumpleaños de una jovencita. Esto no solo como una fiesta, sino que es una marca de transición de un rol social,  niña – mujer y lo que esto conlleva. Sin embargo, encontramos en el mundo cantidad  de religiones que tienden a tener diferentes razones para tal celebración. Podemos referirnos en este caso a Los Toltecas y los mayas, que tenían desde antes de la conquista la tradición de no considerar mujer a una jovencita hasta que llegara a sus quince años y era allí donde se desarrollaba físicamente para presentarlas ante la tribu como una fuerza vital de vida ya que eran aptas para ser madres.
Como se expuso anteriormente podemos identificar la diferencia de las festividades entre culturas, pues en mi caso comienza así. Era siete de junio del 2012, por fin esa hermosa etapa, mis quince años. Cuatro y media de la madrugada cuando vi a mi familia, mis cuatro hermanas y mis papás, entran a mi habitación cantando y con un pequeño pastel con velas; En ese momento sentí mucha nostalgia, alegría y nervios. La verdad, ¡No sé cómo describir ese momento! Tenía claro que iba a ser un gran día y que muchas personas estarían en la espera de una gran sorpresa para mí. No sabía nada, presentía, pues mi mamá actuaba de manera muy extraña y se traía algo entre manos con mi familia.
Luego en la mañana, se me estaba haciendo tarde para el colegio, me levanté rápido y me arreglé. Cuando salí de la habitación vi un desayuno delicioso en la mesa del comedor, segunda sorpresa de mamá; digo “sorpresa” porque, para mí, el estar en la mesa con mi familia, compartiendo, tiene un gran significado personal. Además, www.¡mujer.com (2016) expone en esta página que el compartir en la mesa familiar está relacionado con la estabilidad en la adolescencia ya que permiten crear un sentido de pertenencia y confianza mutua entre la persona y la familia. Mejora las habilidades comunicativas y la manera de expresar las opiniones de modo respetuoso, brinda el espacio para realizar una discusión de tipo intelectual y moral. Es por esto, que disfruté el desayuno con mi familia entre risas y afanes. A pesar que a todos se nos hacía tarde pero aun así aprovechamos de un gran desayuno. Después de un rato sonó el citófono y no alcanzamos a bajar, la ruta nos dejó a mi hermana y a mí. Corrimos para no tener retardo en el colegio, pero, igual llegamos finalizando la primera hora de clase. Cuando entré al salón, nadie me decía nada, me saludaron normal y no vi nada por ningún lado. Al inicio de la segunda clase, mi grupo de amigas dijeron que yo estaba de cumpleaños y  en ese momento me cantaron el cumpleaños. Sin embargo, sentía con cierta indiferencia a varias de mis amigas. Por un momento me sentí con rabia.
Llegó medio día. Fui a almorzar al restaurante con tres amigas que también tenían el servicio de restaurante; mis otras amigas se fueron sin decirme nada. Ya estaba finalizando el día, así que ya no esperaba algún detalle. Terminé de almorzar y una de las niñas con las que estaba me dijo que fuéramos a hacer un trabajo. Cuando íbamos llegando, alcancé a ver globos en la parte de atrás de un salón, así que solté la risa y ya todas lo notaron; me puse muy feliz. Todo estaba súper lindo, me habían decorado el pasillo de unos salones con globos, serpentinas y fotos de nuestro grupo. Me dieron regalos entre ellas y pequeños detalles de otras compañeras. Terminé el día en colegio muy bien.
En la noche mientras hacía trabajos, llamó mi mamá. Me dijo que me esperaba en casa de mi abuela. Me arreglé, organicé a mi hermana y salimos junto con mis otras dos hermanas mayores. Llegamos a casa de mi abuela, estaban mis tías y mis primos maternos. Esa noche cenamos, cantamos y finalmente soplé la vela; durante la noche escuché música, la gran sorpresa, eran mariachis (el regalo de mi abuela). Al respecto, www.wikipedia.com (2016) dice que, durante muchas décadas se ha vuelto como un ritual. El disfrutar de mariachis con una serenata en casa de la quinceañera a la madrugada de su cumpleaños, en el que se interpretan "las mañanitas" y temas alusivos al "paso de niña a mujer" que ese día vivirá. A este evento suelen asistir los familiares y amigos más cercanos. Aunque  esto se espera que sea así, mis abuelos decidieron hacerlo en su casa y en la noche. Nos dieron las doce de la noche allá y evidentemente al otro día, viernes, no fui al colegio.
Era sábado en la mañana. Mi mamá me despertó temprano para ir a comprar ropa, no sabía ¿por qué lo hacía?, pero yo estaba feliz con el solo hecho de ir juntas de compras. En la tarde llegamos a las casa de mi papá y me sorprendí porque cuando entré había mucha gente, mis familiares por parte de mi papá, en un asado. No sabía por qué todos estaban allí, no me habían dicho nada. Mi mamá se devolvió al carro, bajó las bolsas de él y  me dijo: “vamos para que te cambies”. Ella también se cambió, nos arreglamos las dos y bajamos. Ahí me saludaron diferente, me empezaron a felicitar por mis quince años y entendí el motivo de la reunión.


Me sirvieron el almuerzo y el postre fue la torta. Mi familia estaba feliz, unos tomando, bailando, atendiendo, cocinando y en sí, pasando un rato espectacular. Llegó la noche. Entré canción y canción, todo cambió en un momento cuando escucho mariachis de nuevo, ¡no podía de la felicidad! en serio se habían esforzado mucho todos para hacerme mucho más feliz; ingresaron con un ramo grande de rosas rojas era hermoso, fue la primera vez que me dieron flores. Estaban cantando cuando queda todo en silencio de un momento a otro y me entregan una bolsa con un sobre. Abrí el sobre frente a todos y era una constancia de viaje con la descripción de un tour de quinceañeras; empecé a leer: “Persona: De tus padres, A nombre de: Emily Dayana Jara Ortiz, Descripción del bono: Viaje de quinceañera a SURAMERICA, Visitando: Buenos Aires, Cataratas de Iguazú, Rio de Janeiro, Montevideo, Punta del Este, El Calafate. Argentina, Uruguay - Patagonia - Brasil.” Al terminar, con lágrimas en la cara, no sabía qué decir, solo lloraba; mi papá en ese momento tomó el micrófono y empezó a hablar, a darles gracias a todos por hacer posible ese momento para mí, a contar cómo había sido mi recorrido hasta los quince años. Hermosos mis papas y mi padrastro hablando de esto. Finalmente terminó la noche con palabra de agradecimiento a Dios, a mis padres y con las últimas canciones de los mariachis.
Para continuar con el discurso, después de estas reuniones familiares, empezaron las preparaciones para el viaje en diciembre. Lo primero fue un sábado, en octubre, en donde reunieron a todas las quinceañeras del país que viajan en diciembre a los diferentes destinos de la agencia para  explicar y dar tips para la fiesta de gala, el tour y el crucero. En cuanto a la fiesta, explicaban cómo debía ser el vestido para que cumplieran ciertos requisitos, recomendaciones de diseñadoras de vestidos de gala, coctel y  para los de baño; también aclaraciones de la cantidad de personas que podían ir. Para el viaje, recomendaciones de vacunas, ropa según los diferentes climas, cantidad de dinero recomendado para compras, y para el crucero, cómo debía ser la vestimenta para las distintas cenas dentro del barco. Terminando la reunión nos presentamos con las niñas que teníamos el mismo destino, para hacer amistad antes del viaje.
El 16 de noviembre fue la fiesta de quince en el hotel Sheraton. Asistí al colegio solo en la mañana, ya que pretendía ir a la jornada normal, pero tenía mucha ansiedad y no lograba concentrarme en las clases. Entonces, mi mamá me recogió en el colegio a medio día. Después de esto, fuimos a recoger el vestido porque faltaban mínimos detalles. De ahí, llegue a dormir para poder descansar un rato. Me desperté a las 4 de la tarde y llegó la estilista para arreglarnos. Terminamos de organizarnos casi a las siete p.m. Luego, salimos al hotel a encontrarnos con familia. Estuvimos unidos mis cinco hermanos, mis papas y mis padrastros, disfrutando de la gran fiesta. En Latinoamérica, este tipo de celebraciones son de gran relevancia. Sostiene Frank, H. (17 junio 2010) que, “la celebración de quince años para una familia no puede ser subestimada. Cada familia con la que he platicado afirma que es algo muy importante en la vida de una joven que se convierte en mujer. Las familias latinas tienen presente su rica herencia y la celebración de los quince años se encuentra entre los acontecimientos más significativos y hermosos de sus vidas”.
Para finalizar el discurso, llegó el más importante y esperado momento de mi vida llegó, mi gran viaje por Suramérica. Este viaje empezó el 7 de diciembre en el aeropuerto de Buenos aires, a las diez de la mañana, donde me encontré de nuevo con el grupo de quinceañeras, felices, emocionadas y encantadas, pero, lo más importante, agradecidas con Dios por darnos esa oportunidad tan maravillosa en nuestras vidas. Sin embargo, este viaje,  como todo, tenía su final, llegó el 22 de diciembre, en Bogotá a las 6 de la tarde donde me despedía con gran nostalgia de mis grandes compañeras de esta tan maravillosa experiencia.
 
Referencias:
Hernández, F. (2010). Quinceañera: Una tradición que evoluciona. [Versión electrónica] Visión Hispana. Recuperado el (2016, 7 de mayo) de: http://www.visionhispanausa.com/index.php?option=com_content&view=article&id=473:quinceanera-una-tradicion-que-evoluciona&catid=6:cultura-local&Itemid=5
                                         
La verdad católica. (1998) Quinceañera. Recuperado de: http://www.laverdadcatolica.org/quinceaera.htm
 
Torres, C. (2016, 5 de mayo). Compartir la mesa con la familia tiene beneficios que no esperabas. [Homepage]. Recuperado el (2016, 8 de mayo) de: http://www.imujer.com/gourmet/145854/compartir-la-mesa-con-la-familia-tiene-beneficios-que-no-esperabas
 
Wikipedia. (2016, 12 de marzo). Fiesta de quince años en México. [Homepage]. Recuperado el (2016, 7 de mayo) de: https://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_quince_a%C3%B1os_en_M%C3%A9xico
 
 
 
 

 


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